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Historia de Éxito de Hermanos Pancardo

Impactante Historia que Motiva a Salir Adelante / Superación Personal y éxito.

No  me  digas  que  no  se puede 
 

Sergio y Víctor Alfonso García Pancardo, mejor conocidos como los Hermanos Pancardo, nacen en un municipio pequeño perteneciente al estado mexicano de Puebla llamado Teziutlán, en 1982 y 1985. Son conferencistas internacionales actualmente catalogados como los más dinámicos arriba del escenario y creadores de varias exitosas empresas, así como managers de varios artistas y speakers.

En su infancia, los Hermanos Pancardo no tuvieron modelo masculino alguno a seguir, pues a los 6 y 3 años, respectivamente, su padre Alfonso García muere en un accidente automovilístico en la ciudad de Zacatecas, donde radicaban. Su madre, Mirna Pancardo, al recibir la desafortunada noticia, sufre un derrame cerebral que le ocasiona la inmovilidad de la mitad del cuerpo dejándola postrada en una silla de ruedas indefinidamente.
Sergio es el segundo y Víctor, el tercer hijo de una familia de cuatro hermanos. Dora Alicia es la mayor y Mauro, el menor de ellos. Tras la muerte de su padre y la enfermedad de su madre, la miseria llega a sus vidas, pues a su madre no le daban trabajo en ningún lado debido a su discapacidad, por lo que decide regresar a Teziutlán, donde se encontraban la mayoría de sus familiares.

Cuando llegan, el infierno se desata cada día, porque Mirna tenía un verdadero reto y un único objetivo: alimentar a sus cuatro hijos. Salía diariamente a las calles en busca de conocidos, amigos o familiares que le prestaran un poco de dinero o que le regalaran lo que les sobrara para llevarles de comer a sus hijos. Por este gran esfuerzo, dedicación y amor hacia su familia, Mirna Pancardo fue siempre un ejemplo de inspiración para Sergio y Víctor.
Una de sus anécdotas más significativas es que siempre usaron los uniformes viejos de sus primos o de la gente que se los regalaba para poder asistir a la escuela, cuentan que nunca tenían dinero para comprar nada en el recreo, ni una paleta y tenían que fingir que no tenían hambre para no ser humillados por sus compañeros.

 
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